A veces me metía en un café
acompañado de mi soledad
y quería pensar y no pensaba
porque en la esquina del tumulto ajeno
me convocaba algún silencio simple
uno es tan único que no consigue
ser como otros y menos no ser
nos levantamos y desmoronamos
con los recuerdos e con los despistes
mirarse adentro puede tener gracia
y también puede convertirse en duelo
nos conocemos tan precariamente
que respiramos y eso nos asombra
el corazón aporta sus latidos
y los sentimos con un ritmo ajeno
es cierto / me metia en un café
y los otros pasaban y pasaban
pero no me dejaban ni un vistazo
para que lo escondiera en mi guarida
Mario Benedetti
Foto: É preciso. Museu da Lingua Portuguesa. São Paulo.
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